Lejos de ser un elemento más de nuestra cocina, el fregadero es uno de los espacios más concurridos de este espacio junto a los fogones. Y es que, estamos ante uno de los elementos con mayor presencia en todos los hogares, incluidos aquellos con lavavajillas.
Además de la indiscutible funcionalidad, el fregadero cumple una función decorativa que ha de esta acorde al diseño de nuestra cocina. De hecho, con el paso de los años, ha ido creciendo el interés y la preocupación por dotar a este elemento de la apariencia más atractiva. Desde el clásico acero inoxidable hasta la estética porcelana, los diseños y estilos de fregadero han alcanzado su más amplia variedad.
En caso de renovar únicamente el fregadero, podemos encontrarlos aislados. Aunque, en ocasiones, necesitaremos también del mueble que actúe como soporte para él. Esta opción conjunta es toda una apuesta por la uniformidad de estilo. Pero ¿cómo elegir el más adecuado? Te contamos qué aspectos has de tener en cuenta para escoger el mueble de cocina con fregadero incluido más acorde a tus necesidades.
Medidas
Será el primer factor a tener en cuenta a la hora de elegir uno u otro mueble. Para calcular las medidas de tu fregadero, mediremos el espacio del que dispongamos, así como la anchura donde irá colocado el mueble.
Entre la placa de cocina y el fregadero, tendremos que respetar una distancia mínima de 60 cm. La ventaja de escoger un mueble con fregadero incluido es que solo habremos de tener en cuenta las medidas del mueble y el espacio del que disponemos en la cocina, lo que determinará, en buena medida, aspectos como la presencia de uno o dos senos del fregadero.
Por otro lado, también habremos de tener en cuenta la altura. Las medidas comprendidas entre 88 y 95cm de altura se corresponden con las adecuadas, para la amplia mayoría de personas, en la elección del mueble con fregadero incluido.
Material
Hoy en día, podemos encontrar fregaderos realizados en varios materiales, siendo los más populares:
Acero inoxidable: se trata del material más ampliamente utilizado, debido a su resistencia y larga vida útil. El acero inoxidable ofrece alta resistencia no solo al calor sino, también, a la suciedad, constituyendo una opción muy higiénica. Sin embargo, es débil frente a las rayaduras y la acción de la cal.
De cerámica o gres: a diferencia del acero inoxidable, la cerámica aguanta extraordinariamente bien al rayado y a la cal. Además, soporta muy bien el paso de los años gracias a su resistencia, también, al calor. Sin embargo, si hay algo a lo que no demuestra tolerancia es a los golpes.
Sintéticos de resina: a medio camino entre el acero inoxidable y la cerámica, los fregaderos sintéticos de resina ofrecen una resistencia media a los golpes y las rayaduras. Como contrapartida, resisten muy bien la cal y soportan temperaturas moderadas.
Sintéticos de cuarzo: el cuarzo es un material liso y poco poroso, lo que favorece que las manchas no se incrusten. Tienen una resistencia superior a los golpes y las rayaduras respecto a los sintéticos de resina y tolera mejor el calor. Como desventaja, no soportan muy bien la cal.
Diseño: uno o dos senos
En la actualidad, el modelo más popular se corresponde con el fregadero de un seno. Sin embargo, cada vez son más las personas que apuestan por la comodidad de disponer de un fregadero con dos cubetas. El espacio del que dispongamos y el uso que vayamos a hacer del fregadero determinarán nuestra elección.
Veamos cómo son cada uno de estos tipos:
Fregaderos de un seno
Si disponemos de poco espacio en nuestra cocina, los muebles con fregadero de un seno se presentan como nuestra mejor opción. Sus reducidas dimensiones también justifican su elección por aquellas personas que prefieren disponer de mayor espacio de encimera. Por otro lado, requieren de una instalación más sencilla, pues solo necesitarás de un drenaje y un sifón.
En caso de contar, también, con lavavajillas, te aconsejamos que elijas el modelo de un seno. Ahorrarás un espacio que, seguramente, apenas habrías usado. Puedes optar por un seno de gran tamaño y profundidad, de unos 60cm, para colocar ahí el menaje de cocina más grande.
Podemos encontrar diversas formas y estilos de fregaderos de un seno para adaptarse a la perfección al estilo y necesidades de tu cocina. Por ejemplo, para cocinas de reducidas dimensiones, apuesta por una sola cubeta redonda. Su forma circular permite aprovechar bien la superficie sin ocupar demasiado espacio.
Fregaderos de dos senos
Un fregadero de dos senos es una apuesta por el confort. Mientras que, uno de los senos se destina al enjabonado, el otro puede almacenar los utensilios para ser enjuagados.
Por su funcionalidad, se está convirtiendo en una de las opciones más escogidas, resultando ideal si escogemos un mueble de 90 cm de profundidad. Además, ha de tener aproximadamente 75 cm de largo x 40 cm de ancho.
Mueble compartimentado
En lo referente al mueble del fregadero, podemos encontrarlo de una o dos puertas, con o sin cajones, es decir, características que inciden en la comodidad de su uso.
El mueble fregadero con una puerta es uno de los más comunes. Se trata del espacio destinado a almacenar los productos de limpieza o el cubo de la basura. Es una manera práctica de optimizar el espacio, pero que nos obliga a agacharnos cada vez que tenemos que coger algún producto.
En este sentido, para crear la zona de aguas más completa y funcional, apuesta por un mueble fregadero completamente compartimentado, donde guardar, de forma ordenada, los utensilios necesarios para limpiar y fregar. Así, puedes incluir cajones en la parte superior y evitar agacharte tantas veces, ubicando en ellos tus productos y utensilios más frecuentes.
Medidas del mueble
En lo referente a este punto, la medida mínima que ha de tener el armario fregadero es de 60 cm. Esto, permite incluir un fregadero de dimensiones más que suficientes para incluir un seno principal y otro adicional.
Si quieres optimizar más todavía este espacio, apuesta por accesorios como cubetas y escurrideros, surtidores empotrados para el jabón friegaplatos, etc., elementos te permitirán optimizar el espacio y hacerlo todavía más funcional.