La cal es una de las peores enemigas para la grifería de tu hogar. Ya sea en la ducha, en el lavabo o en el fregadero, cuando esta sustancia comienza a acumularse, es mejor ir preparándose para una sustitución de los grifos.
Pero la cal no es la única responsable. Una rotura o fuga en el grifo de tu cocina justifica la renovación de este elemento imprescindible. Si nos encontramos en esta situación, hay algo que nos da más miedo que la propia cal: la factura del técnico. Pero tranquilo, cambiar un grifo es una tarea que puedes realizar tú mismo.
Cada vez son más las personas que apuestan por la filosofía del Do It Yourself (Hazlo por ti mismo) y lo cierto es que trae muchos beneficios consigo. Por un lado, el significativo ahorro económico y, por otro, la satisfacción de hacer algo por uno mismo.
Es cierto que hay ciertas averías en las que, la opción más sabia, es contar con la ayuda del servicio técnico, pero, si hablamos de cambiar un grifo, podrás hacerlo sin problemas siguiendo los pasos que te detallamos a continuación.
Qué necesito para cambiar un grifo de cocina
Los pasos previos a cambiar un grifo de cocina, requieren de toma de medidas de las tomas de agua hasta el grifo y preparación de los materiales y herramientas necesarias.
Por lo que respecta a las medidas, nos referimos a la longitud de los latiguillos. En ocasiones, puedes encontrarte con que, los latiguillos, sean demasiado cortos para conectarlos al nuevo grifo de cocina. Mide la distancia de las tomas hasta el grifo para saber si necesitarás unos latiguillos más largos.
Tras esto y, antes de ponerte manos a la obra, prepara todos los materiales y herramientas que vas a necesitar a la hora de cambiar el grifo de la cocina. Entre estas piezas se encuentran:
- Llave inglesa o fija, de la medida adecuada
- Llave de tubo
- Destornillador
- Tuerca
- Tornillo de sujeción
- Cubo
- Grifo de repuesto.
Pasos a seguir para cambiar un grifo de cocina
Antes de la instalación, asegúrate de cerrar el paso del agua. Parece lógico, pero suele olvidarse y, como consecuencia, retrasar todo el proceso, pues tendrás una buena cantidad de agua por limpiar.
Primer paso: desmontar el grifo antiguo
Para ello, utiliza la llave inglesa o fija para girar las tuercas de los latiguillos que lo sujetan a las tomas de agua caliente y fría de la pared. Aflójalos lo suficiente hasta que puedas terminar sacando las tuercas con la mano.
A continuación, quita el tornillo que mantiene sujeto el grifo al fregadero por la parte de abajo y sácalo por arriba. Quita el grifo antiguo y prepárate para colocar el nuevo.
Segundo paso: preparar el grifo nuevo y los latiguillos
Lo primero a la hora de preparar el nuevo grifo es colocar la junta de estanqueidad en la base del nuevo grifo.
A continuación, aprieta los nuevos latiguillos a las entradas de agua fría y caliente situadas en la pared, primero con la mano y, después, con la llave inglesa. No importa cómo coloques los latiguillos, pues ambos son iguales. Solo habrás de tener la precaución de conectarlos como corresponde en las llaves de corte.
Tercer paso: colocar el grifo
Coloca el grifo por la parte de arriba. Pon el vástago, esto es una pieza pequeña encargada de la apertura y cierre de la válvula de agua. Algunos modelos tienen dos vástagos. Rosca la varilla para que el grifo quede sujeto a la superficie del fregadero. En uno de los extremos del vástago, observarás una ranura para regular. Apriétala utilizando un destornillador de pala.
Tras esto, introduce los latiguillos por el orificio del fregadero y, por debajo, coloca la junta de goma y la pletina, la cual suele tener forma de herradura. Coloca el tornillo de los vástagos y aprieta con la llave de tubo.
Coloca los latiguillos, provistos de sus juntas de estanqueidad, en las tomas de agua que correspondan, teniendo en cuenta que, el agua caliente, va a la izquierda, y el agua fría, a la derecha. Termina de apretar con la llave inglesa.
¡Ya tienes tu nuevo grifo instalado! No te olvides de comprobar que todo está viene unido y que no existe ninguna fuga de agua cuando abras la llave de paso.
Consejos para el mantenimiento de un grifo de cocina
El grifo de tu cocina es el más usado de toda tu casa, por lo que es el que más desgaste sufre. Para mantenerlo en óptimas condiciones y alargar su vida útil todo lo posible, bastará con seguir estas sencillas tareas de mantenimiento:
- Limpieza adecuada: para cuidar tu grifo de cocina, bastará con limpiarlo con un trapo húmedo y un jabón suave, evitando a toda costa productos abrasivos como el amoniaco.
- Controla la dureza del agua: a mayor dureza del agua, mayores serán las probabilidades de acumulación de sedimentos. Estos, provocan obstrucciones en el paso del agua, reduciendo, con el tiempo, la cantidad que fluye a través del grifo. Conocer la dureza del agua nos ayudará a establecer las pautas de mantenimiento adecuadas.
- Limpia los filtros: retíralos y lávalos con agua para retirar los residuos que se hayan podido acumular. Además de productos específicos para la cal, también puedes utilizar soluciones caseras tan eficaces como el vinagre. El cepillo de dientes es uno de tus mejores aliados para retirar la suciedad de las hendeduras del filtro.
- Revisión de las juntas: un buen mantenimiento del grifo incluye, además de la limpieza, la revisión de las piezas que lo conforman para garantizar su adecuado funcionamiento. Las juntas de estanqueidad sellan los diferentes componentes para evitar fugas de agua, por lo que se habrá de garantizar su perfecto estado.